La Cruz y la Espada

Cuando Colón llegó a tierra americana, aunque equivocó su destino, se produjo el ‘descubrimiento’ del Nuevo Mundo. En realidad, el hecho histórico provocó un doble descubrimiento: el de los ‘indios’ para los europeos y el de los europeos para los indios. Porque también los aborígenes descubrieron entonces, no de golpe, sino mediante un proceso doloroso y cruel, que existían esos blancos que vivían en lugares lejanos y tenían costumbres, tradiciones, valores y cultura distintos. Y también tenían dioses distintos. La cruz vino con la espada. A veces andaban juntas. A veces una se adelantaba a la otra. Pero siempre estaban las dos. Después del Concilio de Trento, la Iglesia Católica se había identificado con el espíritu de España y rechazó rotundamente la apertura al mundo moderno surgido en el Renacimiento. América católica fue, en consecuencia, el reflejo o la réplica de la España católica, conservadora e intransigente con las nuevas ideas que se extendían por el mundo occidental. En tierras americanas resultó muy difícil, hasta imposible, el diálogo entre naturaleza e historia, entre pasado indígena y futuro de incomprensión, desconocimiento y violencia.